El árbitro prodigio de Rafaela

Iván Andereggen empezó a arbitrar con 20 años en la Rafaelina en la categoría superior y hoy ya está afianzado en la Liga Argentina.

Dentro de las particularidades que está afrontando el deporte en pandemia, en los niveles profesionales el básquet es quien ha tomado mayores protocolos de seguridad para tener la posibilidad de competir. Y en esto los árbitros también han debido adaptarse.

Dialogamos con Iván Andereggen, joven árbitro de nuestra ciudad que ha transitado una buena temporada de la Liga Argentina, el segundo torneo en importancia de nuestro país.

– Iván, ¿cuántos años tenías cuando dirigiste el primer partido en primera en la Rafaelina, y cuándo empezaste a arbitrar Liga Argentina?.

– Mi edad actual es de 27 años. En el año 2014, con 20 años, dirigí mi primer partido de Primera en la ARB, en cancha de Quilmes, pero no recuerdo los equipos.Y el 24 de octubre de 2018, con 24 años, tuve mi debut en la Liga Argentina en el encuentro de Unión de Santa Fe vs Echague de Paraná.

– ¿Qué balance hacés de esta temporada dirigiendo en Liga Argentina? Mas o menos cuántos partidos dirigiste y en cuántas burbujas estuviste.

– El balance lo hago desde dos puntos de vista, el primero es agradecer por tener la posibilidad de estar dirigiendo mientras las demás competencias, y más que nada la del ámbito local, estaban sin rodaje. Y luego, desde lo deportivo fue muy positiva, haciendo un análisis he ido de menor a mayor, fue difícil en la primera burbuja agarrar ritmo, porque veníamos de 10 meses sin actividad. Pero luego, con el transcurrir de los juegos iba tomando más confianza y ritmo, lo que me llevó a tener una buena y linda temporada que he disfrutado mucho, más que nada porque me sentía un privilegiado de poder estar ahí y debía hacerlo lo mejor posible.

Esta temporada fueron 25 partidos (llevo 70 en la Liga Argentina). A burbujas-sedes he ido a Santa Fe en el mes de febrero, a Salta en marzo, a Paraná en abril y a Villa María en mayo. Luego he tenido partidos que no se jugaban en burbujas, sino en las ciudades que correspondían. Mi último juego fue en Armstrong vs San Isidro, donde se definió el último pasaje a los play-offs.

– ¿Fue complicado el tema este de las burbujas?, o te fuiste adaptando sin mayores problemas.

– En cuanto a lo deportivo, como dije anteriormente, en mi caso fueron los primeros juegos, por allá en febrero, producto de estar 10 meses sin actividad. Cuando me refiero a sin actividad, me refiero dentro de la cancha, porque durante toda la cuarentena manteníamos trabajos virtuales.

Pero una vez que todos agarramos ritmo, jugadores y árbitros, me pude adaptar sin problemas.

Y en cuanto a lo extradeportivo, fue muy linda experiencia, fue algo distinto a lo que nos tuvimos que adaptar, porque compartíamos una semana juntos todo el equipo arbitral, lo que permitía poder debatir, compartir ideas, revisar los videos de los juegos, desenchufarnos y hablar de diferentes temas y por, sobre todo, aprender de los árbitros de mayor experiencia.  

– Hablando de arbitraje, ¿ahora es más fácil dirigiendo de a tres?, o no hay grandes diferencias. Y en cuanto a jugar sin público, en eso imagino que para ustedes sí puede haber significado una «mayor tranquilidad».

– En la mecánica de tres hay grandes diferencias, partiendo de la base de que ya tenemos un par de ojos más, lo que permite ver puntos ciegos que hay en la mecánica de dos árbitros. Las zonas de responsabilidad también son diferentes. Un punto importante de esta mecánica es poder lograr un buen trabajo en equipo y confianza, ya que son 3 personas que se deben acoplar para conducir correctamente el juego.

En mi caso, me gusta mucho dirigir de a tres y me siento muy cómodo.

Y en cuanto al público, yo siempre quiero que haya, a pesar de los insultos o cosas que puedan suceder, no hay nada más lindo que ver gente alentando por los colores, por sus hijos, por su club o el motivo que tengan. Hoy en día nos toca que no haya, y eso nos obliga a actuar de forma diferente porque al estar en silencio, las protestas o algunos contactos, son más evidentes que cuando hay público. Igualmente, los jugadores también se han adaptado a jugar sin público y su comportamiento es distinto.

Pero vuelvo a repetir que ojalá puedan volver pronto.

– ¿Sos de consultar a árbitros de mayor experiencia?, ¿o de repasar videos de tus partidos?, ese tipo de cosas para tratar de corregir errores.

– Siempre lo hice, lo hago y lo seguiré haciendo. La autocrítica y vivir preguntando, lograron que me forme como soy actualmente.

Me gusta mucho preguntar y escuchar a árbitros de mucha experiencia. He tenido la suerte de compartir con árbitros que hace 20 años que dirigen la Liga Nacional y siempre trato de sacarle el máximo provecho, para mí y luego para poder compartírselo a mis compañeros del Colegio de árbitros de Rafaela Jorge Caglieris.

Y en cuanto a los videos, antes de las 24 horas posteriores al juego, trato de mirar mi partido completo, para ver que es lo que debo potenciar y obviamente en que debo mejorar. Muchas veces realizo cortes de jugadas y las envió a otros árbitros para que me den su opinión o me corrijan.

– ¿Para la próxima temporada seguirás en esta categoría, o puede haber un salto? ¿Vas a seguir dirigiendo en la ARB o si hay un contrato te lo impediría?

– En cuanto al arbitraje no soy una persona que piensa con lo que puede llegar a venir, hoy en día quiero afianzarme en la Liga Argentina, seguir teniendo rodaje y poder estar preparado para el día que toque dar el salto. Trato de disfrutar mucho el momento, dejar todo en cada partido, y estar siempre listo para lo que pueda venir. El estar listo significa entrenarse, alimentarse correctamente, descansar, estudiar, ver videos, etc. Entonces si en algún momento el salto llega o no, sé que lo di todo y no me voy a reprochar nada.

Ningún contrato me impediría dirigir en la ARB. Y en la ARB voy a seguir dirigiendo siempre mientras pueda, es de donde salí y el colegio de árbitros Jorge Caglieris fue quien me formó y me sigue formando, entonces una forma de agradecimiento es poder volcar mi poca experiencia de estos años, a los chicos que vienen abajo y a todo el colegio.

NOTA: Este texto fue publicado en la edición impresa de Revista Todo a Pulmón, agosto 2021.