Superando barreras

Marcela Margaría en 2019 dirigió formativas de varones en el Club Independiente. En la nota analizó esa experiencia, la actualidad en un año sin competencia y su aspiración futura de llegar a una primera división.

 

En tiempos donde la igualdad y equidad de género son un tema cada vez más relevante en la sociedad, el deporte –en la mayoría de los casos- se mantiene identificado con las prácticas tradicionales. Aquella canción ochentosa “Los nenes con las nenas y las nenas con las nenas” es perfectamente aplicable.

El Club Independiente dio un paso adelante en ese aspecto durante 2019, permitiéndole a Marcela Margaría dirigir formativas. Esto, como debe ser, va de la mano de la capacidad. Si un profesional está preparado y capacitado puede dirigir equipos de cualquier sexo.

En el diálogo con la atalivense repasamos todos estos temas en una interesante nota:

– ¿Cómo fue para vos la experiencia de trabajar dirigiendo equipos de varones?

– Fue una de las experiencias que mas deseaba, como entrenadora, para esa etapa. Fue un año que crecí mucho, aprendo constantemente de mis alumnos/as, de la competencia y de todo el entorno, pero el año pasado más que nunca. Dirigí un grupo de u12 (se sumó a la tira competitiva, a nivel ARB) y un grupo de u15. Deseé mucho tener esa oportunidad, la disfruté en lo personal, también contenta porque cumplimos nuestros objetivos de equipo. También me dio mucha comodidad para encarar el desafío, un grupo humano de padres y alumnos maravilloso, que me acompañaron y confiaron constantemente. Eran grupos con los que había trabajado en mini básquet. Sin dudas un año de “antes y después” como entrenadora.

– ¿En algún momento notaste cierta desconfianza en el entorno hacia tu trabajo (dirigiendo varones), ya sea de padres, algún dirigente, etc.

– Siéndote sincera, pueda que las hubo o no, pero elegí no enfocarme en eso. Creo que ya llevar tiempo en el básquet masculino (llevo 6 años en un staff de hombres en el CAI, donde con mis compañeros siempre me sentí una más del grupo), en mis comienzos, siendo una de las primeras mujeres de la Asociación me armé, de alguna manera, una seguridad para sentirme una más de mis colegas masculinos (Más allá de mis falencias y de estar siempre aprendiendo).

Quiero destacar, que en lo particular, los grupos de padres y alumnos que tuve siempre fueron los primeros en respetarme , valorarme y apoyarme, hoy es uno de los logros mas grandes para mí. Eternamente agradecida.

A modo de ejemplo: me pasó viajar a torneos provinciales, regionales a cargo de u15, encontrarme entre todos equipos masculinos con sus entrenadores hombres y ser un” foco de atención” para todo el ambiente, “miradas” de asombro, formar parte de mesas donde en el “tercer tiempo” era la única mujer y en principios, sentí que era algo nuevo para los demás, pero siempre recibí respeto por mi persona. Agregando, nunca me tocó enfrentar a una colega femenina, en competencias formativas masculinas.

– Para 2020 arrancaste otra vez con femenino, y premini y mini de varones. ¿Qué es lo que pudiste desarrollar con estas categorías en este contexto?

– En 2020 comencé con esas categorías y debido a la pandemia, también con grupos de u13, u17 de masculino. Lo primero fue focalizarme, con el club en tratar de que todos puedan volver y sentir el placer de volver a nuestro amado mundo de las canchas. En las mas grandes costó retomar la capacidad física y en los pequeños afrontar consecuencias motrices,que nunca había visto antes.

Complementando con ver las virtudes del protocolo: aprovechar al máximo el entrenamiento de la táctica y técnica individual… aprovechando el contexto de la no competencia, para que todos nos concentremos en seguir divirtiéndonos, pero aprovechar al máximo los entrenamientos para crecer, mejorar, todo eso que en situaciones normales, no contamos con el tiempo o la posibilidad de focalizar por el ritmo de juego (que todos extrañamos y deseamos que vuelva). En situaciones normales, entreno con grupos muy numerosos y pasar a grupos de 5, 6 y 7 fue algo totalmente nuevo y una oportunidad para crecer de todos.

– Que Laura Cors haya sido contratada como entrenadora de Bahía Basket en la Liga Nacional para los varones, ¿creés que puede marcar un antes y un después?.

– Sin dudas que sí, para mi es así y creo que para el básquet argentino también debería serlo. Laura se merece esto y desde hace tiempo, me alegra que al fin suceda. Hay muchas entrenadoras capaces, que deben tener éstas oportunidades. Celebro que se superen los estándares, con el mayor de los respetos, ella lo tiene más que merecido.

Marcela Margaria con U12

– Pensando un poco a futuro, ¿cuáles son tus objetivos en la carrera de entrenadora, ya sea en femenino o masculino?: ¿Potenciar lo formativo, tratar de tomar una primera división?

– Mi objetivo siempre es el mismo: seguir creciendo, mejorarme, perfeccionarme y hacer que cada vez mas chicos tengan la oportunidad de vivir el básquet, crecer con el apoyo de un club , complementar la educación y brindar el desarrollo necesario para alimentar los sueños deportivos de cualquier niño, adolescente y adulto.

Mi deseo de llegar a una primera división siempre está latente, antes me queda mucho por aprender y mejorar, pero siempre está. Al igual, siempre mejorarme para dar lo mejor en mini básquet, me apasiona y apasionó siempre trabajar en esas edades.

También deseo crecer como asociación, de manera conjunta con todos los que somos parte, llevarnos a nuestra mejor versión posible. Hoy la pandemia me complica pensar en mi futuro inmediato, pero mis deseos y objetivos, en mi carrera, siguen siendo esos.

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– Que tu marido (Lucas Baudino) sea también entrenador, ¿cómo influye? ¿Son de consultarse decisiones en lo deportivo?.

– De la manera más positiva que jamás hubiese imaginado. Muchas veces creemos que compartir el trabajo es una tarea difícil, si lo es, pero supimos crecer juntos para tomarlo como una virtud. Aprovechamos todo el doble,( jaja), el básquet a ambos, nos acompaña en nuestras vidas desde pequeños y no solo lo compartimos como trabajo, lo compartimos como familia y una forma de vida.

Tratamos de aprender uno del otro, y de crecer, apoyándonos mutuamente, respetando los momentos y tiempo de cada uno. Desde un principio decidimos ,en casa, no meternos en las decisiones deportivas de cada uno, si acompañarnos. También como colega siempre hay consultas, pero tratamos de no llevarlo a casa.

Como marido y mujer: compartimos la pasión y el aprendizaje, en eso trabajamos juntos, pero como colegas cada uno tiene su camino, libertad y perfil.

Nuestra familia es fruto del básquet, nos conocimos por el básquet, crecemos y disfrutamos el básquet . Siempre nos sentimos afortunados de que nuestra hija tenga la dicha de contar con la “gran familia del basquet”.

NOTA: este texto fue publicado originalmente en la edición impresa de Revista Todo a Pulmón, correspondiente al número 91 en diciembre de 2020.