Esos buenos tiempos con Gustavo Nieto

Fue instructor de judo en varios clubes y la disciplina tuvo auge, pero lamentablemente nadie continuó la difusión una vez que dejó de enseñar por decisiones personales.

Las etapas de Gustavo Nieto junto al judo fueron dos y en distintos niveles. Más de 25 años entre ambas explican su pasión por este deporte, un tanto difícil de terminar de insertar en esta zona aún pese a los buenos logros de sus deportistas nacionales, como Daniela Krukower hace unas décadas y la campeona olímpica Paula Pareto en la actualidad.

“Hice Judo desde los 6 años a los 18, luego retomé a los 25 años hasta cerca de los 40. Trabajé en varios clubes dando clases, estuve de adjunto en Atlético de Rafaela y en el Club Peñarol, en Ben Hur, CAI, di clase en la Vecinal de Amancay, todos estos lugares entre el 85 – 87, luego ya estuve al frente del Club 9 de Julio, la Vecinal de San Martín y CCSyD Susana”, nos enumeró sobre las instituciones donde pasó con su enseñanza.

En este repaso, recordó que “durante mi juventud competí solo a nivel provincial, nunca pude superar los selectivos de la provincia. Yo participaba en la categoría donde había un monstruo de este deporte, Gastón García, múltiple campeón argentino, varias veces campeón panamericano y representante en varios juegos olímpicos. No había con que darle. Y técnicamente en el interior del interior del país estábamos lejos de poder desarrollarnos en un deporte tan competitivo como el judo”.

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Por ende, interpreta sus mejores logros desde el punto de vista de difundir la actividad. “Mis mayores logros fueron como entrenador y promotor del deporte en la zona. Pudimos visualizar a los valores que teníamos en Rafaela, algunos de los chicos tuvieron roce nacional y hasta internacional. Pudimos acercar a judokas de renombre para que motiven a los chicos a seguir practicando y sumando a otros. Entre ellos vinieron Albarracín, la campeona mundial Daniela Krukower y trajimos por un tiempo un entrenador japonés que nos enseñó mucho”.

Los proyectos de vida no siempre van de la mano con las pasiones y Gustavo, después de algunos años, tuvo que ir dejando el judo. En tal sentido nos contó que “los motivos del alejamiento fueron múltiples, por un lado tenía un emprendimiento; una pizzería, que me requería estar presente los fines de semana que eran los días de competencia fuerte; por otro descuidé el judo recreativo y me tiré a seguir a los chicos que tenían una fuerte competencia. Cuando me di cuenta, tenía pocos practicantes. El cambio de la Comisión Directiva en 9 de Julio trajo complicaciones en el trabajo, recuerdo que un dirigente –Vianco- era una banca grande para nosotros, nos apoyaba en todo y al deporte amateur, y ya no continuó en el Club.

“Pero lo que fue determinante, me parece, es que con varios profes del interior de la provincia armamos una lista para ir en contra del judo de Rosario. La provincia de Santa Fe tenía en ese momento 15 clubes en Rosario, 3 clubes en Santa Fe, 2 en Rafaela (el 9 y la vecinal del San Martín) y 1 en Susana, San Jerónimo Norte, Reconquista y algún que otro que no recuerdo; y como perdimos nos empezaron a relegar y se nos exigía cosas que a los clubes de Rosario no. Todo esto terminó pesando, y decidí, con mucho dolor, dejar la práctica”.

Una de nuestras consultas fue si no intentó que alguien pudiera continuar con sus aspiraciones de seguir con la difusión del judo, a lo que nos respondió que “he intentado preparar a alguien que tome las riendas por mi, pero en eso he fallado. Realmente es una lástima, y también es una falla del sistema de graduaciones. Hasta que yo formaba parte de esa disciplina cualquier alumno para poder dar clase (o sea, alcanzar el cinto negro) debía tener más de 18 años y como mínimo 6 años de práctica. Cuando formé parte de la federación logramos que los exámenes de cintos negros se tomen también fuera de Rosario”.

Finalmente, a modo de cierre, nos enumeró los principales beneficios de esta disciplina. “El judo es un deporte integral que beneficia el desarrollo psicomotriz integral de quien lo practica, trae muchos beneficios para el aparato respiratorio. Las caídas enseñan a acomodar el cuerpo para no sufrir lesiones, además ayudan a quienes padecen de asma a mejorar los episodios”.