Saltos Hípicos

Felicidad plena en la “nueva normalidad”

Esperando el regreso de las competencias, Emilia Gagliano y Víctor Rico disfrutan con su primer hijo Cayetano, mientras los caballos de Dolce Cavalli siguen el entrenamiento.

Concurso a concurso Emilia Gagliano y Víctor Rico fueron compartiendo una pasión de chicos por los caballos y saltos hípicos. Lo que surgió en Corrientes y Rafaela un día se unificó para seguir el mismo camino en la vida, el trabajo y el deporte.

La pareja tuvo en este año complicado, distinto o especial (de acuerdo a las sensaciones de cómo las personas han podido adaptarse a los cambios por la pandemia) la bendición de la llegada de Cayetano, su primer hijo. Y esta felicidad familiar la compartimos con las palabras de la reciente mamá sobre el hermoso momento.

«Nos conocemos hace varios años; coincidiendo en diferentes competencias. Cada uno tenía su equipo armado representando cada uno a su club respectivamente. En nuestro caso si bien nos conocíamos por el deporte, años después comencé a trabajar en el proyecto de su cría. Y tiempo después la relación se transformó», describió sobre los primeros pasos del surgimiento de la pareja.

Dolce Cavalli se ha consolidado como una referencia importante en el ambiente hípico y requiere una dedicación muy profesional. Emilia cuenta que «Víctor es el coach del equipo. Es quien organiza la caballeriza, se encarga de linear el entrenamiento de los caballos en trainnig. De montar e iniciar los caballos nuevos en el deporte».

En cuanto a su función, explica que «si bien también monto y entreno los caballos, tengo más énfasis en la salud de nuestros equinos, tienen un plan de fisioterapia semanal, sanitario y de alimentación adecuado para su entrenamiento. Paralelamente tenemos el haras, y el centro de reproducción donde trabajamos con biotecnologías reproductivas; inseminacion artifical, transferencia de embriones, criopreservación y extracción de semen. A su vez nos encargamos del proceso de gestación de nuestras futuras madres y los partos. Acompañar al caballo desde su concepción, nacimiento hasta las pistas para nosotros es sinónimo de felicidad. Es un camino largo, con sus aciertos y desánimos, pero fascinante.

Con Víctor nos complementamos mucho en el día a día tanto con el Trainnig como con el Haras. Somos dos apasionados de lo que hacemos».

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El destino quiso que el embarazo y nacimiento de Cayetano coincidiera con un año sin competencias hípicas. Esta situación inédita en lo deportivo fue descripta por la amazona de tal modo: «cuando llegó la noticia que Cayetano estaba en camino dejé de montar y la prioridad fue él. Este año tan particular que nos tocó vivir, nos permitió disfrutar de otra manera el embarazo y su llegada».

Acotó que «extrañamos mucho los concursos, los viajes y el encuentro con quienes transitábamos nuestros días a diario. Es una situación muy complicada a la cual todos nos tuvimos que acostumbrar y esperamos que se pase lo mejor y más rápido posible para volver a la nueva ‘normalidad’. En este tiempo de ‘parate de competencias’ nuestros caballos siguieron entrenando con menor intensidad pero lo que buscamos fue mantener su estado físico y de salud. Y preparando todo para la próxima temporada, la cual ya voy a estar disfrutando nuevamente de las pistas».

El párrafo final apunta a soñar y trasladarse en el tiempo, a partir de una pregunta natural. ¿Lo imaginás a Cayetano montando y empezando a saltar vallas?

«A Cayetano lo imaginamos como nuestro heredero y quien va a disfrutar de las nuevas generaciones de caballos que van naciendo. Poder criar a nuestro hijo en el campo y rodeado de seres tan amables, somos unos afortunados. Sin dudas que él es libre de elegir su camino y ahí estaremos para apoyarlo», culminó Emilia, con la imagen que ilustra esta nota como prueba de sus palabras.

NOTA: este texto fue publicado originalmente en la edición impresa del número 89 de Revista Todo a Pulmón, correspondiente a octubre de 2020.