Palo, bocha y la felicidad con Valentín

Una historia distinta y tierna dentro del hockey de 9 de Julio. Marianela Catanea y Agustín Nava juegan en el Club y la pareja tuvo el nacimiento de su primer hijo hace pocos días.

El deporte interrelaciona, entre otras de sus muchas características. Hay varios ejemplos de deportistas que han conformado una familia conociéndose en este ámbito, y con el común denominador que practican la misma disciplina en una institución.

A 9 de Julio llegó primero Marianela Catanea porque la rama femenina fue la que inició el deporte en el Club. Los caballeros tuvieron su oportunidad un poco después y Agustín Nava se sumó. Si bien ya se conocían previamente, podría decirse que el hockey potenció esa relación.

“Nos conocimos por nuestro trabajo, en ese momento trabajábamos juntos, unos meses después empezamos a charlar fuera de los temas laborales y así arrancó! En Julio de 2016 empezamos nuestra historia”, recordó Cata sobre esos primeros tiempos.

Después acotó que “yo ya hacía 4 años que venía jugando al hockey en el ‘9’, a principios de 2017 incorporamos caballeros donde me gustó la idea de que Agustín sea parte y podamos compartir el mismo deporte”.

Y vaya si las cosas fueron bien, pero también dentro de la cancha. Cata siempre se caracterizó por ser una delantera con gol jugando en primera o reserva, mientras que Agustín finalmente encontró en el arco su lugar y tuvo rápidos reconocimientos, como el año pasado siendo el mejor arquero del Regional jugado en Esperanza.

“Desde ese momento TODOS los domingos son nuestros domingos, sea porque juega él o juego yo. Jamás faltamos a vernos, la única excepción es que se juegue afuera y no haya lugar para ir, sino SIEMPRE estamos haciéndonos el aguante”, reconoció Marianela sobre el acompañamiento que ya es una hermosa costumbre, acotando que “obviamente nada termina después del partido, seguimos charlando hasta la cena jajaja”.

Además, expresó que “por él siento mucho orgullo porque es una persona que lo que se propone lo lleva a cabo, bien o mal, pero persevera”.

Cuatro años después de esos primeros momentos, el 13 de agosto, ha llegado Valentín, el tesoro más precioso. “Sin querer en un año súper especial! Juro que no lo planeé, pero me iba a doler mucho ver desde afuera los partidos que vivo con tanta adrenalina, así que me salió bien no? Jajaja”, se ríe la ahora mamá súper contenta, viendo que la competencia la está esperando.

El que al menos puede entrenar es Agustín, dentro de la lógica incertidumbre que marca la posibilidad de que no se juegue este año por la pandemia. “Estamos entrenando en la medida que podemos (caballeros y damas) cumpliendo protocolos y respetando cada medida que nos llega.

Esperamos que se reanude lo antes posible la actividad formal, ya que es más duro entrenar sin tener certeza de cuando arrancaremos a competir”, manifestó para luego bromear con que “Cata quiere seguir, pero ya no sabe si continuar insistiendo en mayores o directamente irse a mami’s, Jaja”.

Volviendo a Valentín y ante nuestra mención que seguramente ya sabremos el deporte que va a comenzar en unos años, reconoció que “ojalá pueda compartir con nosotros la misma pasión por el hockey, y de no ser así lo vamos a respetar y apoyar en el camino que quiera seguir. Estamos felices de haber formado esta familia”.

NOTA: Publicación realizada en Revista Todo a Pulmón de septiembre, edición número 88.