Las monjas ecuatorianas en Salta que son furor jugando 3×3

Son simpáticas, la tonada centroamericana tan característica las hace más agradables en el trato pero sobre todo juegan al básquet y al voley con un profesionalismo admirable, y más aún, no necesitan sacarse el hábito ni la cofia para correr por toda la cancha o anotar un tanto.

Las hermanas Alejandra y Antonia son ecuatorianas, pertenecen a la orden religiosa Misioneras del Espíritu Santo y desarrollan su misión dependiendo de la Iglesia Virgen de Fátima en General Mosconi y en las localidades de Coronel Cornejo, General Ballivián y Campamento Vespucio, por lo que son vastamente conocidas entre la feligresía católica.

Pero semanas atrás fueron invitadas a participar de un torneo de básquet y concitaron la atención de todos los aficionados que fueron como espectadores en los diferentes partidos que les tocó disputar.

«Lo primero que nos preguntaron es si no queríamos ponernos ’más cómodas’ con un joggins, remeras para poder jugar y les dijimos que no era necesario porque el hábito forma parte de nosotras y no nos molestaba para nada. Si quieren pueden sacarse ’ese trapito’, nos decían en referencia a la cofia, pero no fue necesario», explicó entre risas Alejandra, una de las religiosas, quienes desde hace algunos meses residen en General Mosconi.

Las religiosas recordaron que ambas, desde que ingresaron a la congregación en su país, tuvieron como una de sus actividades «la práctica del deporte, porque para nosotros es vida, es una forma también de esparcimiento muy sano. Cuando comenzamos a jugar acá en Vespucio la gente que concurre a estos eventos deportivos lo tomó como algo novedoso».

La Hermana Antonia, por su parte, explicó que «nos llegó la invitación para participar del torneo y nos pareció muy buena idea porque las religiosas no solo estamos para orar y vivir al margen de la vida de la gente. En realidad nosotros también buscamos esos espacios en los que podamos compartir».

Alejandra reconoció que «la gente es muy comprensible y acogedora porque adapta los horarios a nuestras actividades religiosas. Nosotros teníamos primero la Eucaristía, porque antes que nada alimentamos nuestra vida espiritual, y después fuimos al torneo . Muchas veces tenemos la costumbre de darle prioridad a lo que nos gusta, nos apasiona y eso está muy bien. Nunca puede ser malo estar con la familia, el compartir con los amigos, pero lo indebido es dejar a Dios de lado, cuando en realidad es el principio de todo», explicó la joven religiosa con toda convicción.

Más allá de los resultados del torneo, lo importante para los mosconenses o las familias que las ven recorrer la parroquia, las capillas, organizar las actividades de su ministerio, es compartir con estas dos jóvenes porque para ellas «como católicos y creyentes la cuestión no es dejar de hacer, sino organizar nuestros tiempos. Recrearnos, compartir y dedicar tiempo al aspecto espiritual son todos importantes para el ser humano», aconsejaron.

Habrá que verlas en esas otras dos disciplinas, en especial en el fútbol femenino, que tiene mucha más masividad en cuanto a aficionados y seguramente las hermanas tendrán muchos más seguidores porque quienes las vieron jugar aseguran que son tan buenas como en el básquet y el voley.

Fuente: El Tribuno de Salta.