Cuando Javier Frana ganó junto a Patricia Tarabini el título de doble mixto en Roland Garros
Ganar un título de Grand Slam siempre es especial e inolvidable, reservado para unos pocos.
El sábado 8 de junio de 1996 pudieron concretar ese gran sueño Javier Frana y Patricia Tarabini.
En una edición donde los resultados no habían sido muy satisfactorios para los argentinos en líneas generales, en singles, el rafaelino y la tandilense conseguían levantar el preciado trofeo del doble mixto.
Camino al título, Patricia y Javier lograron notables actuaciones superando en primera ronda a Iva Majoli/Murphy Jensen 6-4 y 7-5, en segunda ronda a Irina Spirlea/Greg Van Emburgh (14tos. favoritos) 4-6 – 6-4 y 8-6, en octavos de final a los durísimos Gigi Fernández y Cyril Suk (2dos.) 5-7 – 6-3 y 10-8, en cuartos a Katrina Adams/Libor Pimek (8vos.) 6-4 – 2-6 y 6-3 y en semifinales a los también favoritos Manon Bollegraf/Rick Leach (3eros.) 6-2 y 7-6 (2).
Quedaba la gran definición, en la que Frana-Tarabini vencieron 6-2 y 6-2 a los estadounidenses Nicole Arendt y Luke Jensen y se consagrarían campeones, convirtiéndose así en la primera pareja argentina en ganar un título de Grand Slam en la modalidad.
VOCES DE HACE 25 AÑOS
«Nosotros siempre avanzamos partido por partido, fuimos día a día sin pensar en la final. En realidad, no teníamos muchas expectativas», contaría Tarabini luego de su triunfo. Y agregaba: «Es maravilloso subir al estrado por el que han pasado los grandes del tenis mundial».
Por su parte, un emocionado Frana añadiría: «Es una ilusión, una fantasía hecha realidad. Yo sé que el doble mixto es un adicional en los grandes torneos, pero no por eso hay que considerarlo una exhibición. Se juega por un premio importante y no hay que olvidar que ganar aquí es llevarse uno de los campeonatos de Roland Garros».
Ese día hubo una espectadora de lujo, la alemana Steffi Graf, campeona en singles del certamen horas antes de la final del mixto, y gran amiga de Tarabini.
Fue hace 25 años, un día como hoy, pero con bastante público en las gradas. Algo que se extraña este 2021 en el Abierto parisino.